viernes, 27 de junio de 2008

Creciendo con el anime: Kazu

Profile

Nombre: Kazu.
Cumpleaños: 8 de agosto.
Tipo de sangre: ORH+
Manga favorito: Todo lo de CLAMP y similares, Gokusen.
Anime favorito: Wolf's rain, Captain Harlock, Yu Yu Hakusho, Fruits Basket.
Videojuego favorito: King of Fighters, Legend of Zelda: Ocarina of Time, The Sims.

***


Mmm...
¿Cómo me llegó a gustar el anime?
Creo que fue por accidente.


Antes que nada, he de declararme fan absoluta de la televisión. Cuando era niña, antes que leer un buen libro, ver una buena película o tener una buena conversación, yo veía televisión. De las 24 horas del día, pasaba ocho en la escuela, cuatro con mis papás (porque trabajaban), seis para dormir y, el resto, se lo dedicaba a la televisión. Era una adicta (según una psicóloga que vino el otro día a la escuela). Veía de todo, ZAZ, ESPN, Discovery, el canal 5, las noticias, cartoon Network en inglés, aunque no entendiera. Por supuesto, por mi edad e intereses, le daba prioridad a los programas infantiles.


Mi infancia coincidió, pues, con una época en la que pasaban mucho anime por televisión, o así me lo parece. La princesa de los mil años, los caballeros del zodiaco, Remi, Heidi, Perrine sin familia (Así la doblaron, ¿alguien se acuerda de esa?) Kimba el león blanco, Astroboy, Mazinger, Capitan Harlok, y muchos otros (curiosamente, a la mayoría los vi en tv nacional).


El anime atrajo mi atención por tres razones: el dibujo, el humor y el hecho de que las series tenían continuidad. Me fascinaba, y hasta el momento me fascina, la capacidad que tenían para conjugar esos tres elementos. A diferencia de las otras series de animación, las series de anime tenían un principio y un final, si alguien moría, así se quedaba, a diferencia del Coyote; eran capaces de hacer un chiste de algo muy serio, sin privarlo de su profundidad con una gota en la cabeza o caerse de espaldas. Jugaban con el espectador, suponían que era inteligente. Y no hablemos de la ropa, los colores, los superpoderes y las transformaciones. Era tan diferente al otro estilo de televisión (que, he de decir, me gusta mucho).


Los primeros años, me obsesioné con él. Todo aquello con ojos grandotes, mechas, gotitas y peinados raros era bueno. Inicié, como muchos otros, una especie de cruzada personal contra la animación gringa y francesa alegando que el anime era de lo mejor (y sentía una punzada de verguenza en el estómago cuando los veía). Eso fue lo malo, que, a su vez, dio origen a lo bueno.


La gente me empezó a preguntar ¿por qué te gusta? Y no sabía qué responder, no sabía decir lo que dije arriba; hubo algunos que, incluso, me mostraron por qué algunos animes no valían la pena.


Llegó el boom de Dragon Ball, Ranma y Sailor Moon, y con ellos, la mala fama del anime, o, por lo menos, cuando yo la sentí. "Eso es para pervertidos; los monos japoneses son pornográficos; los japoneses tienen un trauma, por eso se dibujan los ojos tan grandes". Curiosamente, en la escuela nunca me dijeron nada, por el contrario, todos amaban a Dragon Ball y a Sailor Moon.


La agresión vino de los adultos, a falta de palabras mejores. Por ser una persona orgullosa y por estar pasando por la adolescencia (so I didn't take any crap from any friggin' grown up), no iba a dejar que nadie pisoteara mi pasatiempo. Les iba a cerrar la boca con argumentos convincentes, inteligentes, no la clásica pubertada de "respétenme, a mi me gusta". Hell no! This is fucking smart, and you're gonna suck it up (en el fondo, todo lo anterior era simplemente porque era muy inmadura).


Llegó el internet, Evangelion, CLAMP (con toda su fuerza), Comiteca, D&D, etc. Meet the geek world.


Y, bueno, para no hacer el cuento más largo, si bien no me reconcilié del todo con los que me criticaban, sí me reconcilié con la idea de que algo verdaderamente bueno merece ser reconocido. Si alguien no aprecia Akira porque es anime, no apreciará Nosferatu porque está en blanco y negro o dejará de leer el Quijote porque es un libro muy gordo; eso es simplemente ignorancia.


CNAMKO


Así, en la universidad, me uní al club con el objetivo de mostrar y compartir aquello que me gusta, un género discursivo tan bueno como el que más. Ahora sí, para limpiar esas telarañas de la cabeza de la gente de manera inteligente, con argumentos, pero de manera respetuosa y divertida.


Creo que lo hemos hecho bien.


That's all folks!


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